En el carro de Tespis desde 1980

¿A dónde conduce esa escalera?

Desde el principio diversificó su actividad: pintura, escultura, ilustración, teatro… Su visión del mundo y la sociedad viene marcada por su trabajo en el campo de la Cultura, donde de forma natural tendemos a sumar, y será en el Teatro donde encuentre el estímulo del trabajo colectivo. Comenzó en el teatro en 1980 y hasta hoy ha realizado más de 100 escenografías.

Reconoce que como pintor, escultor o ilustrador es dueño y señor de su territorio artístico, pero como escenógrafo necesita cotejar las ideas porque el teatro es una conjunción de disciplinas diversas. Se trabaja sumando ideas e inquietudes.

La tradición del teatro en Occidente está muy centrada en la palabra. De hecho, Aristóteles en su “Poética” consideró el Drama como un elemento de la Poesía, con lo que fijó el uso de la Palabra como base central y fundamental de la Escena. Tal vez esta tradición hace que aún vinculemos lo Escrito o lo oral con conceptos como sinceridad y profundidad y por el contrario tengamos a la Imagen, a lo visual, como sinónimo de  superficialidad e intrascendencia.
En otras culturas, la africana o la oriental –por ejemplo- no sucede exactamente lo mismo y son la música, el movimiento , los personajes rituales,  las danzas o las  máscaras  quienes constituyen el eje vertebrador de los espectáculos teatrales. Sin embargo, lo que si podemos decir es que en todas las culturas ,el espacio escénico es el auténtico espacio ritual donde se produce eso que llamamos  Teatro.
Claro que desde el famoso Carro de Tespis en el siglo VI a. de C. hasta la actual realidad virtual, ese espacio se ha concretado de muchas maneras.
Jose Ibarrola. ¿A dónde conduce esa escalera?. 1995

Lo que más le gusta es ver habitados los espacios que diseña. Señala que son espacios para ser habitados no sólo por las personas sino también por las emociones. Las escenografías son espacios por los que la emoción debe fluir sin encontrar obstáculos.

A finales de los 90 reflexionó sobre el trabajo del escenógrafo en la creación de esas imágenes que debían ser habitadas. Le pidieron una ponencia sobre el papel de la escenografía dentro del Teatro y al final de la misma incluyó el siguiente guión. La conclusión, que  se estructuraba a la manera clásica (principio, nudo y desenlace)  y terminaba con un irónico epílogo, nos sirve para entender su visión del teatro.      

                                                 

PRINCIPIO

  • Una mirada no literal pero sí visual al texto teatral.

El trabajo de creación de un entorno plástico en el desarrollo de un espectáculo teatral es el principal objetivo de una dirección artística, de un escenógrafo. El subrayar el texto, la interpretación actoral y las claves de la dirección desde la imagen, desde su entorno visual, es su función fundamental.

  • Las palabras van tomando forma y color.

El teatro no es sólo literatura interpretada. La emoción que transmite el actor es conducida a través de múltiples vehículos hasta el espectador. La imagen, su propia imagen y su entorno forman parte de un todo estético que conforma el espacio escénico.

  • Lecturas y travesuras con el equipo de Dirección.

La reinterpretación de todo texto teatral está basado en un trabajo de equipo, donde cada una de las partes confluyen en una labor de creación del espectáculo teatral, donde cada disciplina es un eco de las otras, aunque cada uno también sea un lobo solitario.

En el escenario se trata de descubrir cuáles son los problemas haciendo las preguntas correctas.

  • Mesa, discusión y café

Abordar la puesta en marcha de una obra, supone inicialmente una fuerte dosis de planificación, de estrategia común. La escenografía no puede ser un simple recurso decorativo. No ha de ser el papel que envuelve el paquete. Ha de formar parte del contenido emocional que queremos trasmitir. Es igual que una arquitectura conceptual que crea una estructura sobre la cual y dentro de la cual, muchas personas puedan seguir teniendo ideas y emociones.

                                                      NUDO

  • Ensayos, proyectos, discusiones y primeros borradores.

Las primeras lecturas de mesa y sus posteriores discusiones suelen deparar imágenes encontradas de difícil conciliación. (Lo bueno del arte es que no tiene que reproducir la realidad) Es una fase tormentosa en lo visual, en la que todas las opiniones son valiosas, pero que – a veces- han de ser sacrificadas en virtud de una estrategia de coherencia. Toda la información que un espectáculo transmite ha de buscar un objetivo común, rico, plural, complejo, sutil, pero inevitablemente intencionado.

A veces son los materiales los que ofrecen la solución.

  • Algunos primeros bocetos.

El escenógrafo, en esta fase,  la esponja que recoge los sueños del equipo director y los incorpora a su propio imaginario. Aparecen las primeras imágenes destiladas.    

  • Diseños y maquetas (Café doble)

Una vez establecidos los parámetros estéticos por los que hemos de movernos, se inicia un proceso de adaptación funcional a las necesidades específicas del espectáculo. El director marca su territorio, los actores empiezan a vivirlo, el escenógrafo le da visos de realidad.                                                   

                                                      DESENLACE    

  • Técnica y construcción.

Los diseños y las maquetas sobre las que se ha trabajado en las fases de ensayo y desarrollo de la obra abandonan el reino de Liliput. Viajan de la virtualidad a la realidad, se empieza a construir.

  • Puesta a punto en ensayos, retoques y adaptación final.

Es el tiempo de las sorpresas, de las escalas imposibles, de los obstáculos imprevistos. Tiempo en el que conviven las necesidades y los deseos. Hasta el día del estreno y aun después, la escenografía, el vestuario, el atrezzo, la iluminación,… es una criatura Frankenstein a falta de un último zurcido.

Quizás en el conjunto de la actividad teatral ,la de escenógrafo y el músico, sean las más solitarias de cuantas se producen. Su trabajo se ejerce en paralelo al desarrollo del espectáculo para el que se trabaja. Para los demás, pero no con los demás.

                          Epílogo para un escenógrafo. Los Diez Mandamientos.

1.- Amarás al teatro entre otras cosas.

2.- No tomarás el nombre del autor en vano.

3.- Santificarás los estrenos.

4.- Honrarás a la compañía, al autor y al director.

5.- No matarás a ningún técnico, ni a nadie.

6.- No cometerás actos impuros, pero la pureza no existe.

7.- No robarás a la producción.

8.- No darás falsos testimonios, ni mentirás al espectador, ni engañarás a tu prójimo.

9.- No consentirás pensamientos dóciles ni deseos inútiles.

10.- No codiciarás los bienes de la Televisión.

  

                              Jose Ibarrola ¿A dónde conduce esa escalera?. 1995