Madrid, abril de 2013
Creo que voy a pintar el descendimiento de Van der Weyden, me dijo mientras conducía en dirección a Bilbao. Volvíamos de Madrid, se terminaba la Semana Santa de 2013 y pensé que el estado febril, en el que ambos habíamos pasado los últimos días debido a una gripe inoportuna, era el que impulsaba semejante proyecto. Cada vez que visitábamos El Prado, recorríamos las salas del Museo...