Diseño de jardín efímero frente al ayuntamiento de Bilbao
Diseño de jardín efímero frente al ayuntamiento de Bilbao
Los jardines en la ciudad son pequeños espacios de naturaleza domesticada.
Las esculturas en la ciudad también son pequeños espacios de irrealidad domesticada.
Y la combinación de ambas cosas puede llegar a generar pequeñas paradojas sin domesticar y por eso, a veces, siento que crecen paraguas como setas cuando llueve en mi ciudad.
El flujo emocional que destila el libro como objeto simbólico, su cotidianidad, junto con la frágil ensoñación que propone el barquito de papel, son la materia base de esta escultura. El uso de formas tan reconocibles y próximas, prestan al bronce un caudal inagotable de susurros narrativos y emocionales por el que dejar navegar nuestra imaginación.
Jose Ibarrola.
2011
Todos los elementos que forman parte del espacio de un evento han de interactuar y relacionarse para entender el tema fundamental.
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Una nave industrial en desuso, un almacén vacío, es una historia prestada que nos reclama ser reescrita. Es un residuo de la contradictoria sintaxis urbana y es -al mismo tiempo- un eslabón perdido entre lo que fue y lo que queremos que sea.
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Las ciudades reclaman constantemente lugares para que sus jóvenes puedan desarrollarse vitalmente o estos acaban invadiendo cualquier lugar que les permita construir su propio espacio de acción.
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La recuperación de patrimonio industrial, de suelo urbano, para favorecer el intercambio de experiencias entre personas y ciudades, es un antídoto contra la decadencia.
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Las exposiciones, los conciertos, los talleres, los encuentros entre personas de diferentes lugares, en el marco de un espacio industrial y urbano recuperado permite -a quienes participan en ellos- experimentar y sentir ese espacio como algo vital propio y al mismo tiempo común.
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Recuperamos los restos del pasado, sus formas, sus edificios o algunos objetos y los volvemos a usar de nuevo y reciclamos sus materiales: el cartón en sillas, las bobinas eléctricas en mesas, los contenedores en salas de proyección, las rafias de obra en telones, los palés en tarimas,… porque reciclar significa –en este caso- mantener un ciclo renovable, mutable y por tanto vivo.
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Nos comunicamos a través de las palabras y de los gestos, de las imágenes y las sensaciones y buscamos aquellos lugares idóneos que sirvan para intercambiar emociones. El encuentro entre espacio y ciudad, entre ciudad y joven y los jóvenes entre ellos, ha de ser fluido, inmediato, libre y sin obstáculos.
Jose Ibarrola